Este Monasterio es uno de los más fotogénicos de Segovia gracias a su espectacular enclave, que lo hace visible desde varios miradores de la ciudad; pero si bajas al valle del Eresma donde está ubicado, te aseguro que seguirás tomando fotos sin parar.

Vista desde el roquedo
Se comenzó a construir gracias a Enrique IV quien, siendo aún príncipe, encargó a Juan Pacheco, Marqués de Villena, el proyecto de su construcción. Para ello compró los terrenos y la ermita de la virgen del Parral que allí había al Cabildo catedralicio. Juan Pacheco tomó de forma muy personal esta construcción, pues a él debe su enclave según la leyenda; aunque su verdadero interés pudo ser fácilmente procurarse una morada eterna digna de un rey. Sin embargo, todo lo que hizo fueron unas casillas para los monjes jerónimos que habrían de habitar el futuro monasterio. Al fallecer Juan II su hijo Enrique asumió como propia la fundación e inició las obras que de nuevo se pararon al fallecer, en el mismo año de 1474, el Monarca y el Marqués. La inestabilidad del reino hizo que el monasterio no se finalizase hasta 1503 con los dineros del siguiente Marqués, Diego de Villena, estando entre los arquitectos que participaron en su fábrica Juan Guas.
La riquísima decoración de la iglesia hace que merezca la pena una visita, en ella se pueden apreciar los sepulcros de los segundos marqueses de Villena, cuyos escudos decoran también la entrada exterior.
El retablo del altar mayor es el mejor ejemplo del Renacimiento en Segovia. Se encuentra flanqueado por dos elaborados sepulcros de alabastro.
En las capillas, los enterramientos de familias muy notables, como “los de la Hoz” que vivieron en la Casa de los Picos o “los Coronel” cuyo patriarca fue Abraham Senneor y el de la Marquesa de Medellín archienemiga de Isabel la Católica.

Capilla
La entrada al único claustro visitable, el de la Portería, se hace a través de un pórtico abierto, que con su llamativo estanque de por medio ofrece unas bucólicas vistas del Alcázar y la ciudad, y a las ruinas de otro claustro anterior del que sólo quedan unas columnas y el estanque.

Vista desde la entrada