Una vez al año la ciudad calla durante una hora y escucha en respetuoso y expectante silencio las historias que los narradores traen a este festival de la palabra. El silencio sólo se rompe por los aplausos, cuando procede, y por las risas cuando el narrador de turno hace reír al público con sus historias.
Detalle del cartel
Este festival sólo dura una semana, el tiempo justo para dejar un buen sabor de boca. Se celebra en verano, a las 22:00 h. en el patio del Centro Didáctico de la Judería; una hora ideal para descansar de los calores diurnos y disfrutar “del fresco” en buena compañía. Puede asistir cualquiera, sin límite de edad, sólo se requiere respeto y silencio, por lo que no suele haber muchos niños y sí jóvenes que se mezclan con adultos y ancianos sentados en las sillas, el suelo, el pozo del patio o de pie, si no han llegado a tiempo de coger sitio.
Esperando a que empiece
Los primeros en llegar
No es que sea un festival para segovianos, pero son pocos los turistas que se molestan en acercarse deslumbrados por otros atractivos de la ciudad; lo cierto es que todo el que lo prueba, repite o, al menos, lo intenta. Cuando el narrador se sube al escenario y empieza a contar sus historias, como hicieron tantos a lo largo de los siglos alrededor de un fuego o sin eso siquiera, en los tiempos sin radio, televisión o tecnología alguna, la atmósfera que se crea es, sin lugar a dudas, mágica.
Empieza la magia
Lo que este festival trata de preservar es la tradición oral; para ello sus participantes vienen de todas partes y durante una hora todo vuelve a ser como siempre fue, hasta que el sonido de las campanas de la Catedral anuncian el fin … y cada mochuelo vuelve a su olivo. Se complementa con actuaciones en los barrios, donde se cuentan cuentos para niños, y con un espacio para la poesía, que es recitada en el patio de la Casa de Antonio Machado a las 20 h. Todo ello gratuito. Os dejamos el programa en este enlace.