Desgraciadamente no son muchas las que han llegado en buenas condiciones a nuestros días siendo la de Segovia una de esas excepciones, quizá por su enorme relevancia, tamaño. A lo largo de la historia hubo una cantidad de judíos que decidieron convertirse y seguir viviendo aquí, alcanzando posiciones de poder muy relevantes a nivel social, político y económico ya antes del Decreto de expulsión de los Reyes Católicos, algunos de ellos fueron gente importante, como Abraham Seneor. La judería de Segovia una de las más grandes del reino por eso se extendía a las calles de extramuros, ocupando hoy el espacio entre la parte trasera de la Catedral y el valle del Clamores, si bien en un principio ose extendía hasta buena parte de la actual Plaza Mayor.
Calleja del barrio judío
Calle Judería Nueva
Normalmente entre los judíos había un poco de todo: labradores, artesanos (tejedores, pañeros, zapateros, pellejeros, plateros, orfebres). Pero también se dedicaban a esas profesiones que estaban mal vistas por los cristianos, si bien resultaban imprescindibles para la buena marcha de un reino, ya que eran grandes administradores, excelentes comerciantes y gracias a esta actividad deseados prestamistas. Gente muy culta, entre ellos hubo grandes médicos, matemáticos y astrónomos.
Sus actividades profesionales condicionaban la construcción de sus viviendas, especialmente tras las leyes que les obligaron a vivir en barrios cerrados, ganando las juderías fama de lugares misteriosos y peligrosos. La limitación del espacio provocó un crecimiento vertical descontrolado, con calles muy estrechas.
Surgieron soportales para poder cubrir las mercancías que se exhibían a las puertas de las casas, utilizando la planta baja como almacén o taller. También estaba allí el aljibe o pozo cuando se lo podían permitir, usando las demás plantas para ampliar las viviendas que tenían una altura de dos o tres plantas con un pequeño “sobrado” o desván.
Casas de la judería
Soportal de la judería
Las casas estrechamente unidas unas a otras formaban pequeños corrales comunitarios en el interior de la judería, ya que las fachadas exteriores hacían de muralla con estrechas ventanas al exterior. Debido a su especial alimentación y religión tenían lugares especiales para el culto, en Segovia llegó a haber cinco sinagogas, sus propios hornos, carnicerías (casa del Sol, actual Museo Provincial) así como lugares de enterramiento. Especial mención merece el cementerio judío de la ciudad situado en el Pinarillo.