Cuentan en Segovia la historia de la montaña que separa esta provincia de Madrid. Los segovianos sienten un afecto especial por esta mujer y la echan de menos cuando el mal tiempo les impide mirarla, pues puede verse desde casi toda la ciudad y es motivo de orgullo para ellos por su belleza.
Silueta de la Mujer Muerta
El origen de esta historia se halla en una tribu que habitaba en un castro donde hoy se encuentra el Alcázar, mucho antes de la llegada de los romanos. El jefe de esta tribu falleció dejando como herederos a dos hijos gemelos que, aunque hasta entonces se habían llevado bien, ante la incerteza de saber quién de los dos sería el nuevo gobernante comenzaron a disputar y a pelear. El grado de violencia fue subiendo hasta el punto de que cada uno reunió su propio ejército para dirimir la cuestión.
Pero la noche anterior a la lucha la madre de ambos, angustiada por perder a uno de sus hijos, ofreció su vida a los dioses para que ellos no se enfrentaran. Al ser aceptado su sacrificio se desató una tormenta como nunca se había visto, que no paró hasta la salida del sol. Cuando ambos ejércitos fueron a enfrentarse descubrieron esta enorme montaña que había nacido durante la noche con forma de mujer dormida en medio del campo de batalla. Los dos hermanos reconocieron en ella a su madre, comprendieron su sacrificio y juraron no volver a enfrentarse, gobernando juntos su tribu.
En los días claros a veces se ven dos nubes cerca de la cabeza de la mujer muerta, dicen que son los espíritus de los dos hermanos que se acercan a besar las mejillas de su madre.
Atardecer