Cuenta esta leyenda el origen del Monasterio del Parral, ya que en este mismo lugar, a orillas del río Eresma, había una pequeña ermita dedicada a la Virgen, apodada del Parral por tener una parra de uvas adosada a su edificio. Era un lugar del que gustaban los segovianos aunque era también famoso por ser allí donde se celebraban los duelos entre caballeros.
Acudía solo, a uno de estos duelos, Juan Pacheco, Marqués de Villena y valido del rey Enrique IV, quien debido a sus malas pulgas frecuentaba la ermita para estos menesteres. Esta vez su oponente llegó acompañado y, el Marqués, al darse cuenta de su desventaja, se encomendó a la Virgen y exclamó: “Traidor, no te valdrá tu traición pues si uno de los que te acompañan me cumple lo prometido, quedaremos iguales”.

Monasterio del Parral

Sepulcro de Diego de Villena