Cuenta la leyenda que Esther era una joven judía que vivía en Segovia en los tiempos en que la Catedral de Santa María estaba situada enfrente del Alcázar. La joven fue acusada de adúltera por los judíos de la ciudad al saber que se sentía muy atraída por la fe cristiana, este delito se castigaba con la pena de muerte. Con esta intención la llevaron a las peñas grajeras que hay en el barrio de San Marcos y allí quisieron despeñarla. Mientras caía, Esther se encomendó a la imagen de la Virgen de la Fuencisla que había en la vieja Catedral la cual podía ver mientras caía, ésta acudió en su auxilio y la joven llegó al suelo sin daño alguno. Al ver este prodigio las gentes que allí había comprendieron su error y dejaron en paz a la joven que fue bautizada con el nombre de su salvadora y apodada por los segovianos “del Salto”. Ella se consagró al cuidado de la Virgen en la Catedral, que pasó a ser patrona de los segovianos. Años más tarde, se construyó junto a esas mismas peñas un Santuario que lleva el nombre de la Virgen segoviana y sigue siendo muy frecuentado. María del salto fue enterrada en la vieja Catedral y fue trasladada al claustro de la actual donde aún permanece.
Sepulcro de María del Salto
Peñas grajeras y santuario