Esta era la puerta de la ciudad que miraba a Castilla durante la Reconquista y por tanto la más importante, pues por aquí llegaban suministros y refuerzos en caso de necesidad. También servía como todas las demás para recaudar los portazgos, que eran los impuestos para entrar a la ciudad. O para aislarse en caso de epidemias, que solían acabar con muchas vidas y finalmente fueron parte del origen del declive de Segovia.

Esta puerta recibe su nombre de la ya perdida iglesia de Santiago que se encontraba en las cercanías, forma parte del Camino de Santiago a su paso por Segovia. En el pasado fue también asilo de pobres y huérfanos hasta 1920, de ahí le viene el sobrenombre de: “la pobrera” o “el Refugio”. Más tarde, en la década de los 50 fue casa y taller del pintor Santos Sanz que a cambio pintó los frescos del ayuntamiento, al que donó a su muerte su obra.

El arco de Santigo se cerraba con dos puertas de doble hoja, y aún se pueden ver las huellas del rastrillo, se pueden apreciar también los restos de una  escultura de la virgen. Ha sido reformada varias veces, fruto de una de estas reformas es la fachada barroca del interior, con arco de medio punto y dovelas almohadilladas. Mientras que en su fachada exterior el arco es claramente mudéjar con forma de herradura del siglo XII.

Actualmente, esta puerta se ha convertido en museo y acoge la Colección de Títeres de Francisco Peralta.