Aunque éste es su nombre popular en Segovia, la verdad es que tiene otros más famosos: Camino de Santiago, Cacera del Acueducto o de la Cañada Real.
Todos se hacen uno, pero el de los tanques le viene porque es la senda que tomaban los militares para subir hasta el cerro de Matabueyes y hacer sus prácticas. Se coge en “Baterías” que es como se conoce en Segovia al Cuartel militar que hay en las cercanías de la rotonda del Pastor, en la entrada a la ciudad, viniendo de Madrid.
El recorrido que proponemos se puede empezar en este punto donde hay sitio para aparcar o desde el Conservatorio de Música que también es un buen lugar para dejar el coche, mucho más cómodo si vamos con niños. Ojo, no es un recorrido para niños muy pequeños, ni hay sombra ni fuentes, es un recorrido campo a través y, aunque no es muy largo, hay que ir preparado según el tiempo que haga, porque no te puedes refugiar en ningún sitio si te pilla una tormenta, por ejemplo.
Comienzo del camino desde “Baterías”
Comienzo del camino desde el Conservatorio
Son unos 12 km. entre la ida y la vuelta, que hacemos por el mismo sitio en bici o andando, sólo o en compañía. No es peligroso; es rarísimo que no te encuentres con alguien haciendo deporte o que haya salido a tomar el sol mientras pasea.
En este caso tomamos como referencia el Conservatorio y con la Sierra de frente giramos a la derecha, desde aquí ya vemos el puente de la SG20 que tenemos que pasar por debajo. Una vez lo hayamos hecho ya tendremos la Cacera del Acueducto a nuestra derecha, así que vamos a seguirla hasta llegar a una finca que nos impide seguir pero nos deja cruzar sin problemas el reguero de agua. Aquí ya encontramos señalización de la Cacera del Acueducto, por lo que es fácil continuar el camino que va al lado del vallado hasta que gira a la izquierda de cara a la montaña otra vez. Éste es el punto en el que el sendero se une a la Cañada Real. Si has empezado desde Baterías también llegarás aquí. A partir de ahora nuestra dirección es hacia la montaña dejando a nuestra espalda la ciudad.
Primer indicador
Punto de unión de los dos caminos
Ya estamos en pleno campo con la cacera que ha reaparecido a nuestra izquierda, caminando entre prados vallados de ganado vacuno. En realidad, aunque distinguimos varios senderos que podemos seguir, el camino auténtico es anchísimo, de vallado a vallado y muy antiguo, también porque es cañada.
Cacera del Acueducto
Ciclistas bajando por la Cañada
Llegamos así al viaducto que pasa encima de las vías del AVE. Es muy fácil de reconocer porque está asfaltado; tras cruzarlo encontramos el agua de nuevo a nuestra izquierda y ya podemos ver la carretera, que es nuestra meta antes de volver y el Rancho del Feo a la derecha. En esta zona no es raro ver cigüeñas en primavera si estamos atentos. Justo antes de llegar a la carretera el camino se hace un poco incómodo, lleno de piedras, especialmente si venimos en bici.
Viaducto del AVE
Cigüeña en primavera
Una vez aquí tenemos varias opciones, la nuestra es volver por donde hemos venido si no somos grandes aficionados al ejercicio. Hemos hecho unos 6 Km. y nos quedan otros tantos para llegar al punto de partida.
En caso de tener tiempo y ganas o si se nos ha quedado muy corto el esfuerzo, podemos cruzar la carretera (siempre con precaución por favor) y, tras pasar la puerta de la valla dejándola siempre cerrada, continuar hacia adelante. Pero tenemos que tener en cuenta que a partir de aquí la subida se endurece bastante. El primer repecho nos lleva a las ruinas del esquileo de Santillana, el más grande que había en la provincia. Si continuamos subiendo llegaremos a la pequeña fuente de San Pedro, en esta parte es fácil encontrar ganado suelto. Si seguimos llegaremos a la Cruz de la Gallega y después a Valsaín, pero esto lo dejamos para lo superdeportistas, nosotros nos dimos la vuelta hace ya tiempo.
Ruinas del Esquileo de Santillana
Fuente de San Pedro