Otoño

La melancolía llega a Segovia, que se tiñe con los colores del otoño gracias a que es una ciudad con mucho “verde” y sólo por eso, ya merece la pena conocerla en esta época del año. Todavía no hace el frío intenso del invierno y los días templados son geniales para patear los valles que la rodean y sus jardines o aprovechar para captar los rayos del sol, ya tibio, en alguna terraza de la Plaza Mayor.

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Avenida del Acueducto bajo la lluvia

La alameda...

Alameda del Parral

 

Los segovianos retoman su rutina, sabiendo que la agenda está repleta de acontecimientos a los que asistir. Tras la relajación del verano aún quedan festividades que celebrar como San Frutos y todos los puentes del calendario que llenan la ciudad hasta los topes de visitantes. Por eso perderse en las calles vacías a diario es tan placentero y romántico. Los que vienen entre semana quedándose a pasar la noche se sorprenden del enorme cambio que supone hacerlo así, es como tener todos esos lugares para ti sol@.

Sin embargo la mayoría de los visitantes llegan atraídos por los encantos de la ciudad y los numerosos eventos que forman parte de la vida cultural de la ciudad, entre ellos dos de los festivales más importantes del año: el Hay Festival y la Muces.

Puente Diciembre

Jardín de Fromkes

Otoño.

Alcázar de Segovia desde el Valle

 

 

Pero el gran atractivo de la Segovia otoñal son los paseos por el valle del Eresma, el Clamores, los parques y la ciudad entera, con toda la paleta de colores a tu disposición en contínuo cambio a medida que las arboledas se adaptan en esta transición hacia el invierno. Además, conviene no olvidar que vivimos muy cerca del Parque Nacional de Guadarrama con la enorme variedad de visitas que esto implica. Tampoco están muy lejos la Hoces del Duratón y del Riaza o el hayedo de la Pedrosa. Por todo esto, es un acierto venir a Segovia en otoño.

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Catedral. Otoño

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Hayedo de la Pedrosa