En el arte románico el valor de la imagen es inmenso y cumple una triple función: enseña al iletrado, recuerda los acontecimientos religiosos del pasado y embellece el templo. El pintor románico tiende al “horror vacui”, es decir, no deja ni un rincón sin pintar y además se adapta al soporte. Son pinturas sin relieve, desproporcionadas, muy estáticas, con poca expresividad, centradas en los ojos y las manos, con contornos gruesos y bien definidos. En ellas las figuras grandes son las de mayor importancia, las expresiones son serenas y los colores son planos. En muchas ocasiones las representaciones románicas pueden resultar muy simples y tremendamente ingenuas, lo que no hace más que aumentar su encanto.
Pinturas románicas
Pantocrator
En las pinturas de la iglesia de San Justo se cumplen a rajatabla todas estas características y otras en las que no vamos a profundizar. Los temas son los más frecuentes en el románico: – Pantocrátor en Mandorla con el Tetramorfos, es decir, la representación de Cristo Juez (por eso tiene el libro de la ley en las manos) enmarcado en una especie de almendra o mandorla y rodeado en este caso por los ancianos del Apocalipsis. El Tetramorfos, que es la representación de los cuatro evangelistas o sus símbolos: San Juan Evangelista con el águila, pues es el que vuela más alto y mira a Dios a los ojos; por la renovación de su plumaje era símbolo de resurrección y bautismo. San Marcos con el león, el rey del desierto cuyos cachorros nacen muertos hasta que a los tres días la madre les echa el aliento para resucitarlos. San Lucas con el toro, que representa los sacrificios del hijo de Dios y San Mateo con el hombre, a veces alado, (¡ojo! no confundir con un ángel) por ser el que más ahonda en la naturaleza de Cristo. Desgraciadamente no tan bien conservado.
Caín y Abel
El Pecado original
- Encontramos también escenas bíblicas: como Caín y Abel por un lado y el pecado original con Adán y Eva en el Paraíso y, justo debajo de ellos, podemos apreciar un elefante, que al igual que los arabescos, aves y otras figuras del intradós del arco son de inspiración oriental. – En el ábside otros ciclos pictóricos nos muestran escenas de la Pasión de Cristo, entre las que destacan por su buen estado: El Prendimiento, en el que se aprecia a Judas besando a Cristo y a San Pedro cortándole la oreja a Malco, La Última Cena, El Calvario, El Descendimiento, etc. Destaca, por curiosa, la decoración del tragaluz, con soldados que acuden en tropel a reforzar el Prendimiento.
El Prendimiento
La Última cena
- En lo alto se halla el Cordero de Dios y pueden apreciarse los agujeros para colgar el Cristo de los Gascones durante las representaciones que se hacían en Semana Santa.