Este personaje fue, sin duda, clave en la historia de Castilla. Estrechamente relacionado con los Reyes Católicos era uno de sus mayores apoyos, tanto en lo económico, llegó a ser el encargado de sus finanzas, como en lo personal, pues intervino en su boda y era uno de los Consejeros con mayor peso para Isabel la Católica.

Nació en Segovia en 1412, en el seno de una familia que formó parte de un importante grupo financiero. Era pariente de Andrés Cabrera, Mayordomo de Segovia para Enrique IV, que se casó con Beatriz de Bobadilla, íntima amiga de la entonces princesa Isabel. Alcanzó una importante posición en la Corte de los Trastámara, siendo un fiel servidor de Isabel y Fernando. Intervino en las negociaciones de su boda, así como en su reconciliación con Enrique IV.

Fue nombrado Juez Supremo de la Aljama de Segovia (una de las más importantes) y Rabino Mayor de Castilla. Intervino activamente en la causa judía rescatando a muchos tras la reconquista de Málaga; consiguió retrasar la fecha de expulsión de los judíos durante un largo tiempo. Finalmente, tras el intento fallido de su derogación, acató, a la edad de 80 años, la decisión de los Reyes, y se bautizó junto con toda su familia en el monasterio de Guadalupe. La ceremonia tuvo gran repercusión y mucha publicidad, dado que sus padrinos fueron los mismos monarcas. En su honor adoptó su nuevo nombre, Fernán (de Fernando) y Coronel, escogido por ser un linaje ya extinto.

Tras la conversión pasó a ser Regidor de Segovia, miembro del l Consejo Real y contador mayor del príncipe Don Juan. A su vez continuó ejerciendo un papel financiero clave en las relaciones con la comunidad judía que debía abandonar el reino.
Falleció en 1493, siendo enterrado en el monasterio del Parral, donde se encuentra la capilla familiar que acoge también las tumbas de su hermano Pablo (secretario del Cardenal Cisneros y catedrático de la Universidad de Alcalá) y su nieta María Coronel, que fue esposa del comunero Juan Bravo.