Uno de los paseos más agradables y cargados de historia es el que transcurre por la ribera del Eresma. A la belleza del paisaje ribereño, de naturaleza cambiante a lo largo del año, se unen los restos de los molinos, que aprovechaban la fuerza del agua para producir diferentes materias (harinas, papel, etc.) o mover los batanes, tan apreciados en la fabricación de lanas, todo ello con estupendas vistas de la ciudad. El itinerario que recomendamos no es difícil pero  conviene llevar calzado cómodo, por otro lado el camino puede sufrir inundaciones con las crecidas del río y conviene recordar que sólo es accesible para ir caminando, pues encontraremos rocas.

La actividad industrial en Segovia evolucionó mucho con el paso del tiempo y lo que en un principio sólo fueron molinos pasaron a ser auténticas fábricas, que dieron trabajo durante muchos años a no pocas familias. Si bien el ejemplo más conocido es el de la Real Casa de Moneda, no podemos olvidar la Fábrica de Borra y de Hielo, de Chocolate, de Loza, las Eléctricas y por supuesto de la de whisky DYC, en el término de Palazuelos de Eresma y aún en funcionamiento.

Debido al difícil acceso por la orografía del río, la Senda comienza al final de la inclinadísima calle Camino de la Presa, que se encuentra en la glorieta de Vía Roma  (la primera que encontramos si venimos desde el Acueducto, justo antes de pasar el puente). En la misma rotonda ya vemos el primer ejemplo de arquitectura industrial: la Fábrica de Loza. En un penoso estado de deterioro, sólo tenemos que seguir sus muros para bajar hasta el río.

Primer Tramo

Lo primero que encontramos es una pasarela sobre el río, que no cruzaremos, y más adelante la señalización del comienzo de la Cacera de Regantes, con la que nos iremos encontrando a lo largo del itinerario. Seguimos el cauce del Eresma, tras pasar debajo del impresionante puente y de los restos arruinados de la fábrica de Loza, cuya chimenea, perteneciente a un segundo edificio convertido en viviendas, encontraremos más adelante. El paisaje tranquilo con el sonido del agua de fondo nos descubre el edificio de lo que fue la Fábrica de Harinas de Carretero, al otro lado del río, con su chimenea y su azud.

Más abajo, antes de llegar a la fuente con el pilón, conviene asomarse al río a través de las casas para ver la rehabilitación del molino de Cabilia; también se puede contemplar desde el puente, al que conviene asomarse por ambos lados. Aquí tenemos dos opciones que dependerán del caudal del río, si viene con mucha agua es mejor continuar por el segundo tramo. Pero si no es así, bajaremos por el interior de éste molino rehabilitado y pasaremos por debajo del puente utilizando la senda habilitada hasta llegar a la presa Tizona. Desde aquí sólo tenemos que continuar siguiendo el cauce del río y prestando mucha atención al terreno que pisamos, porque puede estar resbaladizo.

Segundo Tramo

Continuamos por la calle de los Molinos dejando a nuestra derecha el monumento a las lavanderas, hasta encontrar a la derecha una escalera que desciende hasta el río y al camino. Seguiremos río arriba hasta la presa Tizona para volver sobre nuestros pasos y así distinguir perfectamente los restos de otros cuatro molinos que compartían el mismo canal de agua, algunos de ellos convertidos en viviendas.

Así, entre rocas y senderos, llegamos a otro puente de madera y, de nuevo, a la Cacera de Enrique IV. Antes de cruzar el río ya distinguimos la antigua Fábrica de Borra y Hielo, de la que vemos su vieja chimenea. En este solar encontramos varios talleres artesanos y de restauración y también las dependencias de la Escuela Taller Municipal, además de algunas casas.

Ya en la Alameda del Parral podemos continuar el paseo hasta la Casa de Moneda y prolongar nuestra caminata hasta el molino de los Señores, el más alejado de todos. Para ello basta con seguir el cauce del Eresma, así cruzaremos el barrio de San Marcos, pasando a los pies del Alcázar, hasta llegar a la Alameda de la Fuencisla, donde seguiremos obligatoriamente a la carretera para cruzar el puente de San Lázaro (junto al arco) y continuar por el camino que sigue el río, hasta ver al otro lado los restos del molino. Una vez aquí podemos continuar el camino hasta el siguiente puente y volver por el otro lado del río, junto a la carretera, o desandar nuestros pasos.