Enrique IV

Maltratado por los historiadores y vilipendiado por sus coetáneos, fue un rey que vivió en un momento histórico que no supo entenderle y por tanto, generó multitud odios que le trajeron no pocos quebraderos de cabeza, pues le hicieron parecer un personaje frágil, vicioso, incluso pusilánime, y tuvo que lidiar con ello. Afortunadamente, los historiadores contemporáneos tienen en cuenta otras cosas y desechan opiniones en muchos casos forjadas en los prejuicios de sus predecesores, ciñéndose a los hechos y descripciones de los legajos y la documentación existente. Basándose en esto y contando con la colaboración de médicos expertos se ha llegado a la conclusión de que Enrique IV sufría una enfermedad urológica crónica grave padecida desde su juventud que le provocaba síntomas psicológicos y urológicos, como la disfunción eréctil.Enrique IV

En una época en la que te casaban siendo casi un niño con una joven tan o más inexperta que tu, consumar en presencia de un montón de gente era ya bastante complicado, y si encima padecías los problemas ya mencionados… era misión casi imposible. Así se ganó el apelativo de “impotente”, con el que cargó toda su vida, aunque luego se dijo de todo sobre su promiscua vida sexual. Repudió a su primera mujer y se casó con Juana de Portugal, consiguiendo así una importante alianza y, ya puestos, eliminó la cuestión de consumar en público.
Hijo de Juan II, nació en Valladolid pero pasó la mayor parte de su vida en Segovia, ciudad que amaba. Llegó al trono en 1454 y murió veinte años después. La primera parte de su reinado no fue mala, se caracterizó por la convivencia pacífica entre las tres culturas y aunque participó en algunas guerras e hizo campaña contra el reino de Granada, prefería la paz, motivo que le valió el odio de muchos nobles ya que la guerra era la forma de hacer fortuna para ellos. Para contentarlos hizo muchas concesiones que terminaron minando su poder.
Por otro lado era gran amante de la belleza por lo que el arte y las costumbres musulmanas le atraían en gran manera, como quedó reflejado en las obras que emprendió en el Alcázar, en su palacio urbano de la plaza de San Martín o en “el de caza” (hoy convento de San Antonio el Real). Todo esto lo emplearon sus enemigos como arma arrojadiza durante la segunda parte de su reinado, incluso su hermanísima Isabel tomó parte en el descrédito que habían empezado los nobles y desde luego, le faltó tiempo tras su muerte para hacerse con el trono, con guerra civil incluida.
Sin embargo, Enrique fue un buen rey, de hecho muchas de las obras atribuidas a los Reyes Católicos le pertenecían,  como la reforma monetaria o la creación de hermandades. Algunas, como la visión de la conquista de Granada, no dieron los resultados apetecidos, si bien él incluyó las granadas en su escudo y su lema: “agridulce es el reinar”, como característica de esta fruta.
Lo cierto es que bajo su mando la economía alcanzó un gran auge, favoreció las actividades artesanales y sobre todo la industria textil, que llevó a Segovia a una edad de oro irrepetible. Creó la primera Casa de Moneda donde se acuñaron las monedas con el emblema de la ciudad, el Acueducto. Gracias al comercio exterior llegó a ser una ciudad muy conocida. También dio a Segovia el mercado de los jueves que aún hoy perdura en la plaza Mayor, y dos ferias anuales, que duraban treinta días favoreciendo así la ganadería y a la agricultura (hizo construir la Real Cacera, aún en uso), ambas fuentes de riqueza.

Mercado

Mercado en la Plaza

Real cacera

Real cacera

Favoreció la cultura en la persona de Juan Árias Dávila que después sería obispo de Segovia, creador de los Estudios Generales, pioneros en España, y quien trajo a la península la imprenta de la mano de Juan Párix, estrenándola con el Sinodal de Aguilafuente.
Enrique IV falleció en 1474 y permanece enterrado en el monasterio de Guadalupe, en Cáceres, con todas las dudas generadas y nunca resueltas sobre su persona, como la de la paternidad de Juana la Beltraneja o los motivos de su muerte. Misterios relativamente fáciles de solucionar con los medios actuales.