
Por allí se cruza el Río Clamores (hoy bajo tierra), para ascender directamente al cementerio judío, lugar elegido por éstos para esconderse mientras se convencían de que su expulsión era definitiva. Este lugar de enterramiento dio lugar al nombre que hoy en día aún conserva este paraje: la Cuesta de los Hoyos. 
Desde entonces, el Pinarillo ha formado parte de la ciudad como lugar de esparcimiento para las gentes de Segovia, especialmente los jóvenes que siempre lo han frecuentado, antes de la era del botellón, para actividades nocturnas parecidas pero mucho más respetuosas con el entorno.