Actualmente este convento de clausura es el más antiguo de la ciudad. Se fundó en el valle del Eresma sobre las ruinas del templo romano dedicado a Júpiter, podría haber sido a mediados del siglo XII porque al parecer fue cuando su comunidad pasó al Císter.
Ábside
Vista general
Al abrigo del farallón de roca caliza en su lado norte, con fértiles tierras de la ribera del Eresma, este monasterio se ha mantenido siempre en su actividad, esquivando guerras e incluso las desamortizaciones del siglo XIX, que no dejaban títere con cabeza. Ha ido sufriendo reformas eso sí, pero manteniendo en parte sus estructuras primitivas románicas por un lado y las más actuales del barroco.
Acceso
Antigua entrada
El resultado es bastante armónico y aunque su interior está vetado a las visitas turísticas, el entorno en que se encuentra hace que no nos importe pasear hasta él, ya sea llegando desde el barrio de San Lorenzo o desde la alameda del Parral.