Esta es la más monumental de todas las iglesias románicas de la ciudad, es una joya de este arte a nivel nacional, fue declarada Monumento Nacional en 1931.
Tiene su origen en la pequeña iglesia mozárabe que había hecho levantar el conde Fernán González en los extramuros tras la primera reconquista de la ciudad, de ella sólo se conserva la torre.
Fue Alfonso I de Aragón “el Batallador”, quien mandó venir desde Jaca (por entonces capital del reino de Aragón) a los hacedores de aquella Catedral, que construyeron este templo a su imagen copiando los planos. Quería así cumplir el “voto a San Millán” que su suegro Alfonso VI de Castilla había hecho. Por eso son muchas las semejanzas pero grandes las diferencias a su vez, empezando por la torre mozárabe de tapial que no guarda línea con actual templo, que más tarde fue coronada como tantas en Segovia con un chapitel de estilo barroco.
Tiene en su portada dos escenas muy deterioradas, en una Cristo y la samaritana, y en la otra Jesús invistiendo a San Pedro los poderes de la iglesia.
Otro elemento distintivo es su cuarto ábside, que se añadió ya a finales del románico. En su interior alberga la sacristía.
Las galerías porticadas propias de Segovia y que aquí se llaman atrios son la diferencia final con Jaca, en la del mediodía se contempla una decoración escultórica historiada en sus capiteles que, si bien no tienen unidad, son uno de los conjuntos más ricos de la ciudad, y sirvió como modelo a otras iglesias de la misma. Su alero es una auténtica fantasía con centauros, arpías y mucha simbología oriental.
El atrio norte es una obra posterior. Entre sus capiteles de motivos vegetales destacan dos. Uno representa los vicios de la lujuria, soberbia, avaricia y pereza. El otro representa las virtudes cardinales. El alero es también muy rico con representaciones de animales.
Interior
De las particularidades de su interior destaca su planta de tres naves separadas por columnas cuyos capiteles, bien conservados, están decorados con escenas de la Natividad.
En la cabecera de tres ábsides destaca el central, de más altura y extraordinariamente decorado con arquerías ciegas. En los dos laterales se guardan las dos estupendas esculturas que Aniceto Marinas creó para su exhibición en la Semana Santa: La Soledad al pie de la Cruz y el Cristo de la última palabra.
El crucero se resalta en altura, no en planta, siendo el transepto (punto central de una cruz imaginaria) de tipo califal dejando en el centro un espacio cuadrado.
Aquí está el album de San Millán