Es un tipo de decoración que ya usaban los romanos. En España hay dos corrientes la catalana, de procedencia italiana, que tuvo mucho auge durante el barroco, y la segoviana, de origen mudéjar, que desde la Reconquista ha ido evolucionando hasta llegar a nuestros días como otra de las señas de identidad de la ciudad y su provincia. Esto no quiere decir que sólo se encuentre en edificios de Segovia, sino que éste tipo de esgrafiado se hizo tan popular aquí que son pocas las fachadas que no lo exhiben y, por tanto, es el lugar donde se encuentra mayor concentración de esta decoración. De la corriente catalana hay pocos ejemplos en Segovia pero resultan llamativos, como el que encontramos en la puerta de la Claustra.
Se trata de una técnica bastante sencilla para embellecer las fachadas construidas con materiales modestos como el tapial. Consiste en aplicar una capa de enfoscado que suele ser más oscura y rugosa (el mortero con que se utiliza está hecho con agua, cal y arena, cemento o yeso). Cuando está seco se aplica el revoco, es decir, otra capa de mortero más fina, lisa y de un color más claro; antes de que se seque, se aplica la plantilla con el dibujo que queremos obtener y se procede a vaciar o “rascar” las partes del dibujo que interesan hasta llegar a la primera capa más oscura y rugosa. Esta operación se repite hasta terminar la fachada.
Puede ser de varios tipos, sólo tienes que fijarte mientras caminas.

Esgrafiado Alcázar

Esgrafiado interior