Llama la atención, cuando se visita Segovia, que siendo una ciudad medieval, no son muchas las torres que rompen el perfil de la misma. De hecho los grandes torreones defensivos se pueden contar con los dedos de una mano. Y, sin embargo, las iglesias románicas con sus correspondientes campanarios están salpicadas por todas partes.
Panorámica de Segovia
Esta podría ser una explicación, porque estas parroquias, que regían la vida de la ciudad, actuaban también como vigías en caso de ataque externo. Bastante lógico, ya que la situación de Segovia es privilegiada y el roquedo en que se asienta es una garantía para su defensa. Es bien sabido que en la iglesia de S. Juan de los Caballeros, la más antigua de la parte alta, se aprovechaba la cercanía a la muralla para otear desde su torre la llegada del enemigo, si bien es cierto que no nos ha llegado en la totalidad de su altura ni de sus hechuras. Esto mismo les ha sucedido a casi todas las torres de las iglesias, ni siquiera la de la Catedral se ha librado: rayos, incendios, derrumbes, son los principales causantes de estas carencias. La única que nos ha llegado más o menos en su altura original y tras haber sufrido lo suyo también, es la de la iglesia de San Esteban.
Torre de la Catedral
SanEsteban
Por otro lado están las otras torres, las civiles. Si no contamos la torre de Juan II del Alcázar, destacan tres torreones claramente fortificados: El torreón de Hércules, el torreón de Lozoya y el de Arias Dávila.
Torreón de Lozoya
Torre Arias Dávila
El primero es el más antiguo y defensivo, perfectamente preservado desde los primeros tiempos de la ciudad. Todos ellos forman parte de sus correspondientes palacios, sólo el de los Lozoya es visitable, el palacio que no la torre, ya que alberga una sala de exposiciones. El de los Dávila es sede de la agencia tributaria pero los turistas como mucho se pueden asomar al patio.
Torre de Hércules
Torre del palacio Aspiroz
Por supuesto había (y hay) más torres en el interior de la ciudad. En los siglos XV y XVI Segovia fue una ciudad muy próspera, además sede de la Corte y, por tanto, de intrigas de todo tipo que a menudo terminaban en ataques de unas familias contra otras e incluso contra el mismísimo rey. Por este motivo casi todas las casas-palacio incorporaban una torre de mayor o menor altura según su poderío. Nos han llegado algunas que defendían las puertas de entrada a la ciudad, caso de la Casa de los Picos y muy especialmente la Casa de las Cadenas, segunda fortaleza de la ciudad tras el Alcázar, con dos torres muy fortificadas: una defendía de ataques externos y la otra de los internos ya que entre sus muros se guardaba la producción diaria de la cercana casa de moneda vieja.
Casa de las Cadenas, torre al exterior
Casa de las Cadenas, torre al interior
Otros ejemplos muy destacables son la torre del palacio Aspiroz, con sus preciosas ventanas geminadas en plena calle Real y la de los Rueda, en la calle Escuderos que nos ha llegado casi intacta. Un buen lugar para contemplar estas torres es la Plaza de S. Martín con el añadido de poder apreciar las solanas en lo más alto; galerías abiertas que se utilizaban como secaderos de lanas.
Basta dar un paseo por el barrio de los caballeros es fácil constatar que las torres forman parte de la arquitectura tradicional segoviana, pero por si no puedes hacerlo, aquí te dejamos algunas fotos.