Se trata de uno de los personajes más interesantes de su época, ya que desde muy temprana edad ocupó cargos que le otorgaron un poder inusual en alguien tan joven. Nació en Segovia en torno al año 1436, en el seno de una familia judía procedente de Ávila, cuyo padre, Diego Arias Dávila, se convirtió al cristianismo siendo apenas un niño. Comenzó a destacar cuando entró al servicio del príncipe, el futuro rey Enrique IV, y, tras ser escribano de cámara de Juan II, pasó a ser contador mayor e integrarse en el Consejo Real; cargo que mantuvo durante el reinado de Enrique IV.
Viniendo de familia tan poderosa y siendo el último de los cuatro hermanos, el destino de Juan desde pequeño era ser eclesiástico, al contrario que su hermano mayor Pedro, que recibió los mismos cargos que su padre y destacó también en el campo de las armas. Juan recibió una cuidada educación convirtiéndose en el intelectual de la familia. Estudió en la Universidad de Salamanca graduándose en derecho canónico. Desde 1458 estuvo integrado en el aparato administrativo del reino, al servicio de Enrique IV primero y de los Reyes Católicos después. Fue él quien ejecutó la falsa bula que dispensaba a Isabel y Fernando del grado de consanguineidad permitiendo su boda.

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